Los cambios impulsados en Venezuela desde 1999 provocaron contradicciones internas en la sociedad venezolana que llevaron al golpe de Estado en 2002 y una respuesta popular militar que retornó al Presidente Chávez a sus funciones. Posteriormente, la declaración del carácter antimperialista de la revolución bolivariana en 2004 y, desde 2005, con la propuesta de Socialismo del Siglo XXI, la contención del ALCA en Mar del Plata y los acuerdos por el ALBA se habilitó un debate en la región y el mundo sobre la posibilidad de confrontar con el orden imperialista.

El golpe sobre Honduras primero, luego en Paraguay y Brasil, más el ascenso vía electoral de la derecha en Argentina, animó la estrategia restauradora de la política hegemónica en los 90, favorable al capital y desde la crisis de 2008-2009 se redobla la ofensiva neoliberal contra las/os trabajadoras/es y los pueblos de Nuestra América.

Las clases dominantes aceleraron planes de injerencia externa y boicot a cualquier estrategia alternativa al modelo productivo y de desarrollo asentado en el programa de máxima de la transnacionalización. Es coherente con la ofensiva del capital contra las/os trabajadoras/es, la naturaleza y la sociedad. Destaca en ese sentido la declaración del gobierno de EEUU (Obama) en marzo del 2015 al gobierno venezolano como una “amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”, una situación exacerbada ahora bajo el gobierno Trump.

Venezuela atraviesa en estos momentos por una profunda crisis económica que se entrelaza y agudiza por una ofensiva del capital nacional y transnacional con múltiples manifestaciones, del boicot al contrabando y el mercado negro de divisas, y una ofensiva sin precedente de la contrarrevolución que sigue una estrategia que combina importantes movilizaciones de sectores sociales anti-chavistas con la violencia callejera y sabotaje terrorista dirigida por comandos entrenados para crear una situación de muerte y caos que justifique una intervención externa. Todo esto en el marco de una guerra mediática nacional e internacional. Dicha ofensiva, que busca desaparecer el ejemplo de 17 años del proceso bolivariano y su gran influencia sobre la correlación de fuerzas progresistas en Nuestra América, cuenta con un gran respaldo financiero y político de los Estados de los principales centros capitalistas: Estados Unidos y la Unión Europea.

Esta operación es fundamental para el avance de la estrategia del capital transnacional en Nuestra América, en cuanto debe garantizar un terreno sin obstáculos para que se implante el libre comercio; sin resistencia de los principales afectados, nuestros pueblos. No podemos comprender los acontecimientos en Venezuela sin considerar el incremento de la presencia e influencia militar de Estados Unidos y de la OTAN, y la creciente ansiedad de firmar Tratados de Libre Comercio por parte de los poderes fácticos de la dominación capitalista (gobiernos, empresas, medios de comunicación, iglesia).

La OEA, en su tradición de instrumento del imperialismo multiplica su injerencia y ofensiva contra el gobierno venezolano, lo que ha motivado la salida de Venezuela de su seno en el camino anticipado hace décadas por Cuba, haciendo evidente la ausencia de un proyecto de integración alternativo sugerido por el ALBA-TCP y la CELAC.

Vemos con preocupación que, en este operativo de injerencia, haya sido utilizado ilegalmente un mecanismo de integración como el Mercosur, para alinearlo con la estrategia anunciada por el Comando Sur y secundada por el Secretario General de la OEA, resaltando el claro rostro antidemocrático del accionar político de los factores de poder que actúan en el Mercosur.

La ofensiva imperialista entrelazada y parte de la contrarrevolución provoca en Venezuela una creciente desestabilización gubernamental y social con la consecuente pérdida de funcionamiento democrático e institucional.

Desde la SEPLA nos solidarizamos con el pueblo de Venezuela, solicitamos el cese de la injerencia imperialista y alentamos la profundización de la democracia comunitaria y participativa haciendo realidad el propósito construido históricamente por la revolución bolivariana por una nación soberana asociada a la independencia de Nuestramérica.

 

Dado en Nuestramérica en 17 de mayo de 2017

Enlace a la declaración en formato de difusión

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