Rebota la economía en el 2021 y abre incógnitas a futuro
La reunión de primavera (del norte) del FMI y el Banco Mundial aportó nuevas proyecciones sobre la evolución de la economía mundial. Dice el organismo que el rebote será mayor al previsto hasta hace muy poco, pero con tendencia a reducir el ritmo de recuperación para el próximo año. Dice el informe de la reunión de los organismos: “La economía mundial está recuperándose de la crisis más velozmente de lo previsto el pasado mes de octubre, gracias a una respuesta de políticas sin precedentes y a la rapidez con que se desarrolló la vacuna. Pero las perspectivas para la recuperación son muy inciertas y desiguales entre los países y dentro de cada país debido al variado margen de maniobra para la aplicación de políticas, las diferentes estructuras y rigidices económicas, las vulnerabilidades preexistentes y el acceso desigual a las vacunas. Las elevadas vulnerabilidades financieras podrían plantear riesgos en el caso de que las condiciones financieras mundiales se endurecieran bruscamente. La crisis puede dejar cicatrices duraderas y exacerbar la pobreza y las desigualdades, al tiempo que el cambio climático y otros retos comunes se están tornando más apremiantes.” El debate se centra en el rebote respecto de la caída global del…
¿Es posible seguir el ejemplo estadounidense?
Cuando todavía persiste la incertidumbre sanitaria y económica, se empieza a mensurar el rebote de la economía mundial, lejos de recuperar la tendencia, pobre, por cierto, previa a marzo del 2020. Una de las incógnitas es para cuándo podrá recuperarse esa perspectiva de crecimiento en el capitalismo global. Todo indica que involucrará todo un lustro desde la emergencia de la pandemia y el cierre planificado de las economías nacionales y la circulación mundial del producto. El horizonte apunta hacia el 2024/25. Esa es la razón, pese al rebote económico “diverso”, como sostiene el FMI, que muchos organismos internacionales y economistas en posiciones estatales estén preocupados por sostener el financiamiento público de la recuperación. Remito al FMI, entre otros, que promueve no desatender la intervención fiscal para contener impactos regresivos y por supuesto, cualquier esbozo de conflictividad social. Como no somos inocentes, aclaramos que estas consideraciones de los organismos internacionales son convergentes con las preocupaciones tradicionales apuntadas al ajuste y a las reformas estructurales que favorezcan la tasa de ganancia. Al tiempo que se atiende el gasto social en la coyuntura, avanzar en reformas de fondo, caso de los regímenes laborales y previsionales. Se trata de flexibilizar y si se puede…
No sorprende el aumento de la pobreza en la Argentina
Hacia 1975 nos sorprendió el incremento de la pobreza y de la indigencia, tanto la pobreza por ingresos, como la estructural o de las necesidades básicas insatisfechas (NBI). La primera se mide regularmente y más allá de cambios en la metodología o sospechas de escamoteo de información en algún periodo, el fenómeno ha sido relevante en el último medio siglo, agravado en el presente. La segunda surge de los Censos de población y va más allá de los ingresos mensuales y remiten a condiciones de vida y de vivienda, entre otros. Uno y otro de los indicadores dan cuenta del deterioro de las condiciones de vida en una parte importante de la población de un país considerado rico por su potencial, e incluso en su real capacidad de generar riqueza. Los datos actuales confirman el problema de la pobreza como fenómeno estructural, de largo aliento y de no fácil resolución si no median cambios profundos en la organización económica de la sociedad. Hasta entonces, los datos estadísticos sobre pobreza o problemas de empleo no ofrecían relevancia en las consideraciones más generales sobre la evolución económica, aun existiendo pobreza. Todo indicador negativo parecía encontrar solución en las políticas de industrialización gestadas…