Arremetida Imperial Contra El Gran Caribe
Después de 62 años de bloqueo criminal, en flagrante violación del principio de no injerencia y del derecho internacional, y a pesar del clamor de 186 países que anualmente votan a favor de levantar las mal llamadas sanciones, el gobierno de los EE.UU. en plena pandemia, arremete contra el pueblo cubano.
En el marco de una guerra no convencional, el imperialismo norteamericano ha promovido un conjunto de acciones que buscan generar desestabilización económica, social y política en la Isla
En el marco de una guerra no convencional, el imperialismo norteamericano ha promovido un conjunto de acciones que buscan generar desestabilización económica, social y política en la Isla para luego, con el poder de sus medios hegemónicos de comunicación posicionar la matriz de opinión responsabilizando al gobierno cubano y justificar ante el mundo un corredor humanitario que no es otra cosa que el eufemismo de la intervención militar. Entre 2020 y 2021 han aplicado 243 nuevas medidas coercitivas unilaterales que han derivado en escasez de alimentos y medicamentos, además de la suspensión de las remesas a familiares. Adicionalmente han promovido y financiado manifestaciones violentas en las calles que, aunque están focalizadas en 12 lugares, muestran a través de los medios como un estallido social.
A estas acciones se le suman los ataques informáticos y la manipulación de la información con calumnias y mentiras. Sin ninguna evidencia ni pruebas, los medios de comunicación hegemónicos han afirmado de la supuesta represión de los cuerpos de seguridad para controlar el orden en la Isla, hablan de desaparecidos, fallecidos y torturados. Informaciones que han sido debidamente desmentidas por los voceros de la revolución cubana, entre ellos su canciller.
Mientras tanto, a diferencia de lo que muestran los medios hegemónicos de comunicación, las calles de Cuba se encuentran en total normalidad mientras el pueblo junto con su gobierno combaten la pandemia de manera exitosa, registrando las tasas más bajas de contagio y de mortalidad a la vez que desarrollan vacunas contra la covid-19 para el mundo entero.
Paralelamente, en Venezuela, país también bloqueado y asediado en el marco de una guerra no convencional que el imperialismo inició en 1999 y que intensificó luego de la partida física del Comandante Chávez, se registró una nueva arremetida a través del intento de una incursión militar en la frontera con Colombia por parte de grupos paramilitares y terroristas (http://diariovea.com.ve/padrino-lopez), así como acciones violentas también a cargo de paramilitares en una zona de la capital (http://www.minci.gob.ve/más-de-20 paramilitares colombianos). Acompañaron estas acciones con un intento de magnicidio denunciado por el propio presidente Nicolás Maduro (https://www.vtv.gob.ve, 11-07-2021).
Hechos que se han ido desarrollando en el Gran Caribe mientras se perpetraba el asesinato del presidente Jovenel Moïse de Haití a manos de mercenarios colombianos (https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57759824). Por su parte, y siguiendo en el Caribe, EE.UU. anunció nuevas medidas coercitivas unilaterales contra Nicaragua (https://www.telesurtv.net/2021221-0019.html).
El contexto
Esta arremetida se da en un contexto en el que el imperialismo estadounidense pierde cada vez más espacio y poder en la geopolítica mundial, tanto en los ámbitos económico, militar, energético y tecnológico, situación que ha sido visibilizada pero también amplificada por la pandemia. Es pública y notoria la incapacidad del gobierno de EE.UU. para contener la propagación de la Covid-19 en su territorio, así como, la pobreza, la indigencia y la miseria consecuencia de un sistema que ha fracasado para dar respuesta a las mayorías.
Las protestas contra el racismo, pero además la fuerte represión por parte de los cuerpos de seguridad muestra la flagrante violación de los derechos humanos en ese país. En un escenario en el que presenta la mayor deuda externa del planeta con reservas internacionales que apenas cubren el 2% de sus pasivos, esto por mencionar algunos indicadores. En contraste, países como por ejemplo China, registraron un crecimiento de su economía en 2020 y su deuda externa puede ser cubierta con sus cuantiosas reservas internacionales.
La decadencia, cada vez más inminente y notoria del imperio estadounidense se manifiesta en su desespero, que además de hacerlo cada vez más peligroso, lo ha llevado no solo a declarar la guerra comercial a China y bloquear además países como Rusia, sino a intensificar, en el marco de la Doctrina Monroe de “América para los americanos”, sus acciones contra los países de Nuestra América, en este caso, Nicaragua, Cuba y Venezuela.
Es pública y notoria la incapacidad del gobierno de EE.UU. para contener la propagación de la Covid-19 en su territorio, así como, la pobreza, la indigencia y la miseria consecuencia de un sistema que ha fracasado para dar respuesta a las mayorías.
Los objeticos y estrategias del imperialismo
No es casual esta arremetida contra el Gran Caribe, forma parte de los objetivos y estrategias anunciados por el jefe del Comando Sur Craig Faller en marzo 2021 quien afirmó ante los senadores de su país lo siguiente:
“Las amenazas al hemisferio occidental son persistentes, son reales y representan un riesgo extraordinario para nuestro país […]. Estas amenazas incluyen a potencias emergentes (ESA) como la República Popular China, Rusia e Irán que activamente buscan aprovechar las democracias incipientes y frágiles en esta región y buscan explotar los recursos de la región y la proximidad a los Estados Unidos, y Organizaciones Terroristas y de Delincuencia Organizada (TCO) que ejecutan todas las formas de actividades ilícitas para obtener ganancias a expensas del estado de derecho y, lo que es más importante, de las vidas de todos los que han sido afectados en el camino” (https://www.armed-services.senate.gob/Faller_03-16-21).
Al respecto y refiriéndose a las amenazas en el hemisferio continuó diciendo Faller “Unos actores regionales malignos dentro de nuestro vecindario, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, perpetúan la corrupción y desafían la libertad y la democracia al abrir la puerta a las ESA y TCO a expensas de su propio pueblo. Las TCO son una amenaza directa para la patria estadounidense. No podemos enfrentarnos a tan desalentador desafío por nuestra cuenta. La única forma de contrarrestar estas amenazas es fortalecer a nuestros socios en la región, y debemos formar NUESTRO equipo para ganar esta competencia estratégica. Si nuestros vecinos son más fuertes, todos somos más fuertes.” (Idem.).
El gobierno de EE.UU. teme al avance de China en nuestra región, particularmente en lo que a lo económico se refiere, así como la presencia de Rusia que, según Faller, señaló en el mismo documento, está proyectando su poder militar en la Región con el apoyo de Venezuela y Nicaragua.
En este escenario, las estrategias de EE.UU., entre otras, según informó Faller se basan en “desarrollar la preparación y mejorar nuestras capacidades, la interoperabilidad y el conocimiento del dominio de los socios. Este es un componente vital de nuestra estrategia, lo que nos permite realizar ejercicios multidominio con nuestros socios y construir interoperabilidad y preparación que mejoran nuestra capacidad colectiva para proteger la región. Estar en el campo, con presencia en Cooperative Security Locations en El Salvador, Colombia y Curazao, y un sitio de operaciones de avanzada en Honduras, sede de la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (JTF-Bravo)”.
En resumen, el decadente imperialismo estadounidense se siente amenazado por la presencia de potencias como China, Rusia e Irán en la Región, en lo que siempre consideró su patio trasero y “su territorio”. Derrocar gobiernos y procesos que son malos ejemplos como Cuba, Nicaragua y Venezuela constituye el objetivo central del gobierno de los EE.UU. en estos momentos. No es casual la arremetida imperial contra el Gran Caribe, ante lo cual, los pueblos de Nuestra América debemos estar más alerta que nunca y sobre todo más unidos.
*Venezuela, GT Crisis y Economía Mundial y GT Estudios Sociales para la Salud., economista, profesora de la Universidad Simón Bolívar.
