El camino de la movilización y la organización popular para construir alternativa política
Por: Julio C. Gambina
Hace un año, cuando se cumplió una década de la derrota del ALCA, se decidió en Cuba (entre un conglomerado de organizaciones populares de toda América) realizar una Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo para el 4/11/2016.
Razones había muchas, que se consolidaron y agudizaron en este tiempo, desde el cambio de gobierno en Argentina, las elecciones parlamentarias venezolanas y el cambio de hegemonía en el ámbito legislativo de ese país, y claro, el impeachment brasileño, consolidado con las votaciones municipales. El derivado lógico de esa situación es el giro hacia el ajuste y la reestructuración regresiva, matizada, en cada uno de nuestros países, profundizado en aquellos territorios donde hace años gobierna la derecha, especialmente México o Colombia, plebiscito por el No a los acuerdos de paz mediante,
Ambas cuestiones, la política y la economía, remiten a la Defensa de la Democracia amenazada, incluso con el giro a la derecha de las elecciones presidenciales de EEUU, no solo la candidatura de Trump, pero también a la necesaria confrontación con la lógica neoliberal del capitalismo contemporáneo. El paradigma neoliberal sustenta la liberalización y ahora adiciona la estrategia proteccionista de los Trump o los triunfadores del Brexit, que disputan el gobierno y la hegemonía del capitalismo global.
El programa de la liberalización
Las clases dominantes en la Argentina acompañan al gobierno en una agenda liberalizadora, con la inserción como observadores en la Alianza del Pacífico y la búsqueda de un lugar en el TPP y todas las formas que favorezcan el libre comercio. Ese es el sentido de la estrategia internacional del gobierno Macri y sus aliados legislativos (varios impensados), que favorecen las iniciativas oficiales. Ahora, la Alianza Público Privada, en debate parlamentario.
Con las alianzas “público-privadas” se pretenden actualizar el programa de las privatizaciones. Son las nuevas formas de las privatizaciones y además, incorporan institutos jurídicos similares a los tratados bilaterales de inversión o los tratados de libre comercio. Constituyen formas que se extienden en el mundo en defensa de los inversores transnacionales, por eso el ejemplo en la región son Chile o México. El tema privilegiado es la infraestructura, un tema largamente asociado al Estado. Sin desarrollo de infraestructura no habría existido la YPF de Mosconi hasta la privatización enunciada por el Diputado Parrilli en tiempos menemistas, ni hablar de los ferrocarriles o las obras de saneamiento, electricidad o agua. Es inversión privada contra la pública, es una asociación público privada para la renta de los inversores particulares, especialmente extranjeros.
Es el rumbo del presupuesto aprobado en diputados (con variado apoyo legislativo), que recrea un tema que nunca se fue, como el de la deuda pública. Cercana al 50% del PBI sigue siendo un tema estructural, y el “desendeudamiento relativo” con relación al PBI es la gran excusa para que el gobierno Macri avance en un nuevo ciclo de endeudamiento que hipoteca el presente y el futuro de la Argentina.
Lo curioso en ese sentido es el blanqueo, que supuestamente se difunde como mecanismo de ingreso de divisas fugadas. Por el Blanqueo, hasta ahora, se declararon 4.600 millones de dólares en efectivo e ingresaron 1.120 millones de dólares. Al mismo tiempo, se cancelaron 2.500 millones de dólares de deuda externa con el Banco de Basilea y 134 millones de dólares del Bonard 2016. ¡¡¡Es más lo que sale que lo que ingresa!!! Crece la deuda externa y las LEBAC, la deuda del Banco Central se duplica bajo gobierno Macri, y supera la base monetaria (685.844 millones de pesos, contra 669.905 millones de pesos). Todo ocurre en un marco donde la recesión es un dato confirmado en septiembre 2016 con la caída industrial del 7,3% y del 13,1% para la construcción.
Recesión, desigualdad y conflicto social
No termina de arrancar la economía, se mantiene la recesión y una inflación no domesticada con fuerte impacto social, acrecentando la desigualdad y la miserabilización de cerca de la mitad de la población, con alarmantes indicadores de indigencia y pobreza, donde el empleo ya no permite superar la línea de la pobreza.
Los datos de la economía no mejoran para la mayoría de menores ingresos y apenas resuelve las demandas de los sectores más acomodados que no terminan de entender como disciplinar la protesta existente y latente. Digo latente, porque la crisis de alternativa sindical, social y política no facilita que mucho del descontento se visibilice como organización de una movilización social que articule un proyecto político alternativo.
Por caso, se destaca la movilización en Argentina en la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, no solo en Buenos Aires, sino en varias ciudades del país. En la plaza de Mayo se inauguró con un video de salutación de la Central Sindical de las Américas, CSA y un mensaje en persona del Encuentro Sindical Nuestra América, ESNA. Por el ESNA inauguró el acto Humberto Montes de OCA del Sindicato Mexicano de Electricistas, el SME, recordando a los 43 estudiantes de Ayotzinapa y demandando la unidad en la acción de los trabajadores.
Hasta ahora, los esfuerzos por construir la Jornada de protesta estaba en manos de una articulación en red de la Asamblea “Argentina mejor sin TLC”, con una importante actividad argumentativa y pedagógica, pero con la movilización de las CTA y algunos movimientos sociales adquirió una visibilidad que coloca el problema de la liberalización y la estrategia de las clases dominantes en otro nivel, lo que permitirá discutir más ampliamente el significado de la liberalización, la apertura de la economía y la brega por los tratados de libre comercia, sea con EEUU, con Europa o con quien sea.
Vale recordar que la lucha contra el ALCA se inició también con un puñado de organizaciones, pero que el éxito del No al ALCA solo fue logrado cuando esa lucha adquirió volumen y masividad, lo que puso en discusión quien acumulaba esa iniciativa política. Ya conocemos la historia desde 2001 y los primeros episodios de una lucha contra el ALCA que obtuvo su máximo logro en 2005. Por eso es importante hacer masivo el reclamo y continuar disputando el sentido de dirección de esa lucha, que para triunfar necesita de la masividad.
Algunos protestan porque en la Jornada no pudo establecerse la consigna del Paro General, consigna esencial en la prédica de la CTA A y que ahora también levanta la CTA T, pero que esquiva la CGT, embarcada en el pacto que les proponen desde el gobierno y las patronales. No todos los sindicatos de la CGT acuerdan con esa estrategia y tiempos, e incluso, algunos, los menos, quisieran más compromiso con el gobierno Macri. Desde sectores de la izquierda sindical y política se exige un paro que no pueden garantizar por si mismo, lo que exige discutir cómo se generan condiciones de posibilidad para desde la unidad de acción constituir un polo de subjetividad y organización popular para disputar sentido en la construcción de poder alternativo, popular y contra el capitalismo y su dominación.
Desde la unidad de acción al proyecto político
La unidad de acción supone reconocer diferencias y abrirse sin preconceptos a la articulación de los diferentes para luchar por un proyecto que apunte a satisfacer necesidades sociales muy amplias de los trabajadores y las trabajadores, sus familias y la mayoría de la sociedad.
El desafío pasa por construir un bloque político social, con suficiente densidad organizada y movilizada, con un rumbo crítico al orden capitalista, lo que supone ir más allá de la crítica al gobierno Macri, e incluye el sentido principal del orden neoliberal construido en el capitalismo argentino desde 1975/6. Aludimos al cambio estructural del modelo productivo invariante por décadas: de sojización, aliento a la mega minería a cielo abierto, la industrialización dependiente, la inserción subordinada, el papel de la deuda pública para la fuga de capitales y su consecuencia en la modificación regresiva de la relación capital trabajo, la depredación de los bienes comunes desde el extractivismo exacerbado y extranjerizante.
Claro que estas cuatro décadas hubo matices, e incluso recuperación de derechos al influjo de las luchas sociales y las acumulaciones de poder de los de abajo, pero nunca se pudo instalar una orientación que definiera un rumbo anticapitalista, antiimperialista, anticolonial, que se propusiera superar la discriminación, el patriarcado y el racismo, que crudamente nos devuelve el senador Pichetto, de privilegiada actuación en estos últimos años.
Por este lado está el desafío, construir sujetos conscientes en la lucha por un programa de liberación, lo que impone unidades de acción diversas, para acumular poder, organización y visibilidad de un proyecto que pueda asumirse por millones para hacer efectivos los sueños de una sociedad para la mayoría de los de abajo. Eso es luchar por la democracia y contra el neoliberalismo, intentando superar al capitalismo.
Buenos Aires, 6 de noviembre de 2016
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