La CELAC y la agenda regional
Recién finalizada la VII° Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños, CELAC, se habilita un gran debate sobre el presente y el futuro de la región. Sostenemos en principio, que no existe una sola lectura de lo acontecido. Para ser más específico, vemos posiciones y opiniones de países gobernados por la derecha, caso de Uruguay, quienes fueron muy críticos con los procesos valorados como experiencias de transformación social, especialmente Cuba. Esta fue reivindicada con fuerza en la denuncia sobre el bloqueo estadounidense, formulado explícitamente en el punto 103 de la página 27 de la declaración final del cónclave. Claro que entre una y otra posición conviven en el seno de la CELAC una variedad de matices entre la izquierda y la derecha del arco político. El dato relevante es que, tras un tiempo de baja presencia pública, debe destacarse una asamblea con asistencia perfecta de 33 integrantes de la región, con un reconocimiento explícito a la participación de Brasil, alejado durante el gobierno derechista de Jair Bolsonaro. No exageramos si destacamos el papel relevante desde la palabra y la presencia de Lula, recientemente asumido como Presidente del gigante sudamericano y amenazado por el golpismo. Vale resaltar la concreción de la cumbre de CELAC, la valoración de su restablecimiento con los esfuerzos previos de México y Argentina, últimas presidencias temporales y el traspaso para el próximo periodo a Ralph Gonzalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas. Este asume la posta de continuidad de la CELAC desde el territorio insular del Caribe. Importa la valoración del cónclave de la CELAC ante las incertidumbres del sistema mundial, con guerras y horizontes de desaceleración económica, incluso recesión, con una inflación que agrava la desigualdad y los problemas sociales de millones de empobrecidos. Claro que en simultáneo opera una gigantesca concentración del ingreso y de la riqueza, tal como manifestó el Informe de OXFAM en la cumbre de Davos hace poco tiempo realizada. Declaración final: dichos y hechos La declaración final es completa, con 111 puntos desarrollados en 28 páginas, que vale la pena leer y sostener como programa. Los temas abordados son diversos, desde la reivindicación de los reclamos de soberanía territorial, desde Malvinas a Puerto Rico; reivindicaciones humanitarias y anticoloniales, caso de Haití; hasta las denuncias por sanciones unilaterales, caso de Cuba, Venezuela o Nicaragua. Los temas políticos, económicos, ambientales, sociales, de salud y educación, de género, cultura, ciencia y tecnología, todo se encuentra incluido. Es cierto que abunda el lenguaje diplomático, lógico, en la búsqueda del consenso de un abanico de posiciones y rumbos no convergentes, incluso contradictorios, en el devenir cotidiano de nuestros países. Ante las contradicciones y diversidades políticos ideológicas, debe valorarse la importancia del documento emitido. Es un programa que debe asumirse para transformar en realidad, desde la dinámica de la lucha de clases y la potencia de la acumulación de poder popular para profundas transformaciones sociales. En este sentido conviene rescatar que al mismo tiempo de la cumbre oficial sesionó la “CELAC social”, con cientos de organizaciones populares que animaron una asamblea y una movilización callejera para entregar un documento con la agenda del movimiento popular a los jefes de Estado. Las formulaciones de los movimientos recogen una construcción programática de acumulación de procesos de lucha y organización en las últimas décadas, en trayectos que reconocen las resistencias a los procesos de liberalización, especialmente del ALCA, fuertemente cuestionado en las jornadas de noviembre del 2005 en Mar del Plata. Pero también levantando las expectativas de cambio al comienzo del siglo XXI con nuevos procesos políticos que en la región alentaron una nueva institucionalidad, incluso por el socialismo, caso de Venezuela, Bolivia o Ecuador, que con la realidad de Cuba reinstalaron un debate por el socialismo, con las especificidades de cada proceso local, e incluso renovaron la dinámica de la integración no subordinada. Lo que pretendemos señalar es que los dichos en la CELAC oficial y en la social constituyen plataformas de lucha que pueden facilitar iniciativas que vayan más allá de la gestión del capitalismo actual e incluso de reformas en el marco de la crisis mundial. Por eso destacamos el debate en torno a las reformas monetarias , que como señaló Lula: “si dependiera de mí, tendría comercio exterior siempre con la moneda de los otros países para que no estemos dependiendo del dólar” , a lo que agregó: “¿Por qué no intentar crear una moneda común con otros países del Mercosur como se intentó hacer con los países del BRICS?” En ese sentido se destaca la propuesta por una nueva arquitectura financiera lo que supone la denuncia del endeudamiento acrecido en estos tiempos y el negativo papel ocupado por el FMI en beneficio del sistema financiero más concentrado. Renovación de la esperanza para revolucionar la realidad La realización de la CELAC renueva las expectativas de una integración alternativa, superadora de la institucionalidad tradicional subordinada en la OEA. Pero claro, no es un tránsito sin escollos y las contradicciones de proyectos al interior de la CELAC pueden complicar aún la materialización de formulaciones diplomáticas. Para el movimiento popular existe la potencialidad de expresiones que reivindican derechos democráticos que nutren los programas de las trabajadoras y los trabajadores, de las campesinas y campesinos, de los pueblos de toda la región, de las experiencias de la autogestión para el desarrollo de la cotidianeidad, de múltiples propuestas asumidas por los feminismos populares y las luchas ambientales, pero al mismo tiempo deben asumirse en una perspectiva de radicalidad para la transformación de base del orden económico capitalista vigente. Se trata de articular las necesidades inmediatas con la necesidad de cambios de fondo que resuelvan las demandas populares en contra y más allá del capitalismo.
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