Nota de repudio al intento de golpe de Estado en Brasil
La Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (SEPLA) se solidariza con el pueblo de Brasil y con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y rechaza el intento de golpe de Estado perpetrado en Brasilia el 8 de enero por grupos de ultraderecha vinculados a expresidente Jair Bolsonaro.
Grupos de ultraderecha vinculados al expresidente Jair Bolsonaro llevan meses irrespetando el resultado democrático de las últimas elecciones presidenciales en Brasil, con la connivencia de la policía local y en articulación con sectores de las Fuerzas Armadas, con miembros de la clase dominante, con parlamentarios y consigo mismo, el expresidente-, quien nunca reconoció públicamente el resultado y huyó, el 30 de diciembre, a la ciudad de Orlando, en EE.UU., utilizando indebidamente credenciales diplomáticas, un avión de la Fuerza Aérea Brasileña y fondos públicos, y abandonando su mandato antes del final.
En la tarde de ayer, y buscando reproducir la reciente invasión del Capitolio por partidarios de Donald Trump en EE.UU., estos grupos de ultraderecha invadieron y destruyeron la sede federal de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en Brasil, enfrentándose a la Constitución Federal de 1988. , que contiene importantes logros de la clase obrera y que buscan destruir. La acción fue parte de un intento de golpe de estado articulado por varias partes de Brasil y atacó al propio estado democrático-burgués. Hubo apoyo explícito del gobernador del Distrito Federal, Ibaneis Rocha (destituido hoy de su cargo por 90 días), y su secretario de seguridad, Anderson Torres – exministro de Justicia en el gobierno de Bolsonaro, quien tiene una orden de captura solicitada y también se fue hace pocos días a Florida. El gobierno del Distrito Federal no utilizó la fuerza policial adecuada para desmovilizar los campamentos bolsonaristas o para evitar la invasión de edificios. La Policía Militar incluso escoltó al grupo golpista sin confrontarlos en las primeras horas del incidente.
En Brasil, el gobierno de Jair Bolsonaro representó una profundización del Golpe de Estado de 2016, con una reorganización del bloque gobernante en una abierta ofensiva contra la clase trabajadora. Se apoyó en las Fuerzas Armadas (que desde hace décadas se proyectan a recuperar el espacio político perdido tras la redemocratización), en el
agronegocio y el extractivismo legal e ilegal (beneficiado por la destrucción de la legislación ambiental), en capital financeiro de creación/consolidación local más reciente bajo forma de algunas grandes redes de comercialización y servicios,en la militarización y paramilitarización, en la institucionalización de el desvío de fondos en el Parlamento (fundamental para el sostenimiento del gobierno) y, en particular, la relativa cohesión de la clase dominante en torno a la destrucción de los derechos laborales y la profundización de la división racial y sexual del trabajo, que fueron garantizados por el gobierno de Bolsonaro.
El ascenso de la ultraderecha y el neofascismo en todo el mundo es una parte integral de la reconfiguración capitalista actual, que tiene lugar en medio de la mayor crisis en la historia del capitalismo, profundizada por la pandemia pero que ya se desarrolla desde hace al menos quince años. Así, el reciente intento de golpe de Estado contra el gobierno de Lula en Brasil se suma a los golpes e intentos de golpe en Perú, Bolivia, Venezuela, Haití, Honduras, Nicaragua, Paraguay y el propio Brasil en 2016, así como la movilización de la ultra- justo en Colombia, Chile y México y en otras partes del continente. Estos intentos de golpe siguen estrictamente las directrices de la ultraderecha mundial. Nuestra América está en llamas y nuestra gente está luchando por su vida.
La elección de Lula, a su vez, representa la victoria fundamental y grandiosa de un proyecto de defensa de algunos de los derechos históricamente conquistados y de un gobierno con espacio para alguna participación popular y para enfrentar la miseria y la pobreza absolutas. Este es un gobierno que trae contradicciones inevitables a los proyectos desarrollistas: el intento de conciliar las clases sociales nunca podrá sostenerse de manera estable, ya que los intereses de la clase dominante terminan siendo opuestos y antagónicos a los de la clase trabajadora. Estas contradicciones forman el mismo sustrato del que se nutrió el ascenso de la ultraderecha en Brasil y en el mundo y que, junto a los más diversos mecanismos de guerra híbrida organizada dentro y fuera de nuestros países, garantizan capilaridad popular a la ultraderecha.
En una importante demostración de poder y cohesión, el gobierno brasileño logró el consenso de diferentes sectores de la sociedad, Parlamento y Poder Judicial, para combatir el intento de golpe de Estado, actuando rápidamente para garantizar la Constitución Federal de 1988. La Intervención federal Constitucional sobre el área de seguridad pública en el Distrito Federal permitió expulsar a los grupos golpistas de la sede de los poderes federales y arrestar a unas 300 personas en flagrancia, además de sacar a 1.200 personas de campamentos bolsonaristas en los alrededores, enviados para investigación. Alrededor de 40 autobuses utilizados para transportar al grupo golpista fueron incautados y se investigan sus fuentes de financiación.
Es necesario que toda la red bolsonarista sea arrestada y juzgada, incluido el expresidente, que en múltiples ocasiones violó la Constitución y es responsable directo de la muerte de casi 700.000 brasileños y brasileñas durante la pandemia.
Marchas en Defensa de la Democracia han sido convocadas para este lunes 9 de enero en todo el país.
La SEPLA se solidariza con el pueblo de Brasil y con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, repudia el intento de golpe de Estado realizado ayer y llama a la solidaridad internacional de las clases trabajadoras y oprimidas para frenar la ultraderecha en la región .
Nuestra América, 9 de enero de 2023.
SEPLA
Junta Directiva
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