Recesión, desempleo y debates contemporáneos en Argentina
Los datos de la recesión, el impacto social y los debates contemporáneos
Por: Julio C. Gambina
El INDEC difundió los datos de estimación mensual de actividad económica[1], de actividad industrial[2], junto a la información sobre el mercado de trabajo[3] a junio del 2016, confirmando los datos de la recesión económica y el crecimiento del desempleo, subempleo y el mantenimiento de la irregularidad en el empleo.
Recesión
La actividad económica en Junio 2016 contra mismo mes del año 2015 cayó 4,3%, dice el INDEC, y comparando el primer semestre del 2016 con el mismo periodo del 2015, la caída es del 1,3%. Se trata de una progresión donde la actividad económica cayó en cuatro de los seis meses del primer semestre: febrero, abril, mayo y junio.
Con relación al estimador mensual industrial, la situación se agrava, ya que la comparación a junio 2016 respecto del mismo mes del 2015, la caída es del 6,3%, con 5 de los 6 meses en retroceso y de manera creciente, con solo el mes de enero con un dato positivo. El acumulado anual respecto al primer semestre del 2015 es del 3,3% en ascenso.
Solo dos rubros industriales presentan crecimiento:
1) el textil con 1,5%, con problemas derivados de la creciente importación, agravado con la recuperación de las ventas puerta a puerta vía internet, por lo que la producción foránea compite y afecta a la producción local;
2) refinación de petróleo con 0,3%.
Los otros cinco con caída:
1) -6,4% en alimentos, donde sobresale lácteos con -22,3%, azúcar con 14,4% y tabaco con -15,5%; afectando un sector tradicional de abastecimiento del mercado interno y externo;
2) Papel y cartón -3,3% y edición e imprenta -10,9%;
3) Química -6,1% y Caucho y Plástico 0,9%, con fuerte caída del rubro neumáticos en -9%;
4) Minerales no metálicos -12% (vidrio 17,1, cemento -16,6%, materiales de la construcción -11,5%) y metálicos básicos -12% (acero), destacando la baja de un rubro de fuerte impacto en la economía y en el empleo como la construcción;
5) Automotores -21%, y Metalmecánica -4,7%.
Aquella imagen de solución en el segundo semestre no se cumple en el transcurso de julio y agosto. La realidad es que se agudizan los problemas recesivos para consolidar un 2016 recesivo.
Venimos mal y cada vez fue peor, por eso los cierres de establecimientos y las cesantías o suspensiones. La promesa de la reactivación será verdad luego del brutal ajuste en proceso. Allí dirán que tenían razón, que siempre que llovió paró, pero claro, a costa de los de abajo.
Desempleo
El INDEC dice que la desocupación es 9,3% y la sub-ocupación alcanza al 11,2%. La desocupación en los partidos del Gran Buenos Aires es del 11,5%, en Mar del Plata del 11,6; en el Gran Rosario del 11,7 y en el Gran Córdoba del 11,7%.
Nuevamente registros de dos dígitos para un tema que consolida el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad, los trabajadores, las trabajadoras y sus familias.
Además, el 33,4% de los asalariados no tienen descuento jubilatorio, confirmando la irregularidad del empleo y la impunidad empresaria.
Si la tasa de actividad es del 57.8%, para los hombres es del 69,6% y para las mujeres del 47,2% ratificando la discriminación hacia las mujeres.
El tema se repite en la tasa de empleo, del 63,7% para hombres y del 42,2% para las mujeres.
La tasa de desempleo reitera la discriminación a las mujeres, ya que para hombres es de 8,5% y para mujeres de 10,5%. Para los jóvenes menores de 29 años, el desempleo trepa al 18,9%. Mujeres y jóvenes los más perjudicados en materia laboral.
Son registros que se acompañan con ingresos deteriorados por el avance de la inflación, agravados con la discriminación hacia las mujeres. Es curioso cuando se escuchan argumentos para reducir el costo de producción con bajas del costo laboral, como si éste definiera el problema de la producción.
¿Qué ocurre con el conflicto social?
La condición objetiva es propicia para la extensión de la protesta social y queda claramente expresado en el crecimiento del conflicto contra el incremento de las tarifas de gas, luz y agua; la demanda de actualizaciones de subsidios personales y asistencia alimentaria; contra los despidos y suspensiones; tanto como fenómenos recurrentes de ocupaciones de tierra para la vivienda.
Son demandas promovidas desde el acumulado organizacional en un ciclo de luchas gestado en los 80/90, explicitado en torno al 2001 y que retoma su visibilidad ante el agravamiento de una situación estructural de deterioro social, cuya principal manifestación son los 15 millones de pobres, parte del empobrecimiento mayoritario de la sociedad en la Argentina.
Existe una subjetividad para la protesta, organizada desde concepciones políticas y culturales que no logran síntesis de proyecto político a pesar de iniciativas parciales de unidad de acción en la demanda social. Es lo que nos permite hablar de la fragmentación y diversidad de la protesta. Hay condiciones para un paro nacional, quizá la más emblemática medida de fuerza del movimiento obrero en la tradición argentina, pero necesita ser convocado.
La unidad de la CGT no alcanza, como bien definieron sus dirigentes en el primer encuentro luego del congreso unificador del 22 de agosto pasado, la CTA de los Trabajadores privilegia la Marcha Federal entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre y la CTA Autónoma sostiene la propuesta de paro con los límites de su capacidad para hacerlo efectivo y agravada con una situación interna de fractura política, por lo que promueve iniciativas de discusión y acciones concretas para ganar conciencia entre su activo militante y organizaciones vinculadas sobre el desafío de la hora.
El viejo sindicalismo sobrevive con base en el poder económico de organizaciones vaciadas de participación activa de sus afiliados y alejadas de las nuevas condiciones de trabajo, donde prima el trabajo irregular y sin seguridad social, la precariedad en el empleo y en los ingresos, por lo que muchos trabajadores no son contenidos por los sindicatos. Sin capacidad de negociación, salvo algunos sindicatos que aun ejercen la presión desde el conflicto para acordar con las patronales o los gobiernos, solo atinan a satisfacer parcialmente demandas sociales de contenido mutualista, para confirmar un sindicalismo de servicio, muy alejado de la tradición combativa y del clasismo.
Viejo y nuevo modelo sindical
Hace tiempo que existen condiciones para la emergencia del nuevo modelo sindical, como enunció hace 25 años la CTA y las diversas experiencias de juntas internas antiburocráticas. El intento pasa por articular la variedad de la relación laboral tal y como hoy se expresa, con trabajo regularizado e irregularizado, con seguridad social o sin ella, con ocupados o desocupados, activos y pasivos, extendiendo la contención y pertenencia a las múltiples formas que asumen trabajadoras y trabajadores.
Es cierto que la mayoría de la dirigencia sindical no tributa en esta concepción y demora la sustitución de lo viejo por lo nuevo, por lo cual el desafío del movimiento obrero requiere del protagonismo y la subjetividad consciente para abrirle camino al nuevo modelo sindical. Es una premisa necesaria para articulaciones de bloque social más allá del movimiento de trabajadores y trabajadoras, lo que supone la unidad de sectores populares diversos.
Por la historia del movimiento obrero en la Argentina, la situación actual es propicia para pensar y debatir sobre sus perspectivas y posibilidades. Con la historia remitimos a la rica tradición originaria: anarquista, socialista, comunista hasta los 30/40 del siglo pasado. También al cambio de hegemonía en el movimiento sindical con el peronismo desde mediados de los 40 hasta la actualidad, claro que matizado en el trayecto por las disputas a su interior, con corrientes críticas, a veces clasistas, que promovieron rupturas desde la misma identidad de la CGT,
Pensar críticamente el presente
El nuevo momento político en la Argentina, con un gobierno explícitamente de derecha, que accedió a la gestión mediante las urnas y por vez primera sin el rótulo de las dos identidades que ocuparon la presidencia en tiempos constitucionales, el radicalismo y el peronismo, augura nuevas mutaciones en el ámbito social, cultural y político. Eso incluye, obviamente, a las organizaciones de trabajadores y trabajadoras, en el ámbito sindical, territorial e intelectual.
Por eso necesitamos del pensamiento crítico, que polemice contra el poder de las clases dominantes, pero también en el amplio espectro de las clases subalternas, para interpretar los cambios operados en la sociedad y poder intervenir en la transformación de la sociedad.
Desde el Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma estamos comprometidos en esta búsqueda, que es el camino de la ruptura epistemológica, para ir más allá del fenómeno conflicto social, tal y como se presenta, y poder hurgar en la esencia y sus nuevas manifestaciones. Se trata de profundizar en el análisis contradictorio de la realidad para transformarla.
El pensamiento resulta imprescindible para interpretar el presente, las nuevas experiencias y los desafíos en la perspectiva de la emancipación social.
Buenos Aires, 27 de agosto de 2016
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